La Iglesia Católica celebra el tiempo litúrgico de Pascua, un período de alegría y de gozo por el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte, un caminar en el cual la Palabra de Dios recuerda especialmente el compartir del Resucitado con los discípulos, la ascensión del Señor al cielo y la venida del Espíritu Santo. Para los cristianos es un tiempo de fortalecer la fe a través de la oración y las obras.
Como parte de la orientación de la Palabra para vivir la Pascua de Resurrección, el presbítero Miguel Duque, párroco de la iglesia Santísima Trinidad de Pirineos, expone tres ideas contenidas en los pasajes de los Hechos de los Apóstoles y la Carta de Pablo a los Colosenses.
En el libro de los Hechos de los Apóstoles, (10, 42,43) Pedro afirma: “Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados». De allí –señala el presbítero- el primer llamado es a transmitir y ser testigos de la resurrección, anunciar a los demás, hablar de lo que creemos.
La fe no debe ser privada, sino que nos debe dar la fuerza para ser capaces de comunicar lo que hemos visto, oído y experimentado por la gracia del Señor. Si se lo permitimos, Él nos transforma la vida y nos ayuda a tener una actitud más positiva ante todo lo que vivimos.
En la segunda idea, el Párroco refiere la carta de Pablo a los Colosenses (3, 1,2): “Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra”. De este pasaje es bueno comprender que somos ciudadanos del cielo, es decir, que nuestra última morada será allá, por más que nos empeñemos en buscar felicidades humanas o riquezas materiales, pues todo se queda aquí: “Un equilibrio es lo que nos pide el Señor.
Los afanes del mundo a veces nos alejan de Dios, y al final, ni disfrutamos la vida y puede que tampoco tengamos nada que presentarle al Señor cuando nos llame”. El Creador nos invita a poner la mirada en el resucitado, un Dios que se encarnó para redimirnos, que entregó su vida en la cruz, pero que venció las tinieblas para estar gozando de la eternidad, la misma que nos ofrece a todos.
De lo anterior, señala el Padre Duque una tercera idea o invitación: “aprovechar la vida, viviendo a plenitud, disfrutando de lo que tenemos, de los seres que amamos, de quienes nos demuestran su amor, de cada etapa de la vida, sin adelantarse ni atrasarse. Vayamos haciendo un espacio allá arriba, haciendo caridad, viviendo en la verdad, en la justicia, en el bien, en la fidelidad”.
Para concluir, invitó a pedir al Señor que sea Él quien guíe nuestro caminar, teniendo la certeza de que lo hará en la medida en que se lo permitamos y le demos el lugar que se merece en nuestras vidas.